
De que las hay, las hay… se dice en todas partes, quién no ha visto o escuchado sobre esas mujeres oscuras, feas y viejas, que espantan, tienen pactos con el diablo, hacen hechizos, conjuros y además vuelan en escobas, esas que se alejan si les pones sal o unas tijeras abiertas, que además son tan ociosas que le hacen trenzas a los caballos, pero ¿qué sabemos realmente de las brujas?, ¿de dónde salieron?, ¿cuál es su historia?
Estas mujeres que empezaron a ser llamadas brujas, realmente no tenían pactos con el diablo, ni hacían brujería, sino que ellas conocían de botánica, el manejo de minerales, curación de enfermedades, eran parteras y conocían su sexualidad, además de manejar formas para controlar la natalidad. Estas mujeres lo que hacían era resistirse al control de la iglesia y del estado, pues estas dos instituciones las querían para sus fines económicos y las privaban de hacer con su cuerpo lo que desearan, pues se criminalizaba su sexualidad. Toda esta cacería implicaba quemar, torturar y asesinar a las mujeres, dejando como resultado una nueva forma de ser mujer, una en que ellas estaban por debajo de los hombres y de las instituciones, su trabajo se pagaba más barato o no se les daba, quedando así dependientes del estado o de los hombres cercanos, se le imponía una dominación y se encontraban por encima de ellas en capacidad de decidir, de trabajar, de estudiar y de tener vida fuera del hogar.
¿Cuáles fueron los resultados de esta cacería de brujas?
El primer resultado fue que en la historia las mujeres quedaron como personas que hay que controlar, sirvientes del demonio, destructoras de hombres y nunca se nos contó que realmente fueron mujeres asesinadas porque tenían conocimientos avanzados, porque la iglesia y el estado las necesitaban encerradas pariendo hijos, controlando su sexualidad y al servicio de la producción de riqueza para otros diferentes a ellas y sus familias.
Segundo, se hace normal el asesinato masivo de mujeres, pasó en la edad media y pasa en el 2019, no pensemos esto tan lejos de nuestra realidad, si bien es difícil que en Colombia maten por ser “brujas” a las mujeres, lo hacen por otros motivos, no por hacer conjuros, sino porque no quieren estar más con sus parejas, no por volar en escobas, sino por celos, no por curar con plantas, sino porque el estado se cree dueño de los cuerpos y decide por las mujeres.
Tercero, es difícil para las mujeres reunirse entre ellas, se les destinó a no estar en el campo de la ciencia, ni la medicina, ni cualquier ámbito donde pudieran tener oportunidad de ser libres, de hacer algo más que parir hijos y cuidarlos para que sean trabajadores algún día, se les encerró con doble llave en sus casas, no deciden por su cuerpo y no deciden por su vida, allí se han quedado y aún están trabajando para ser mujeres libres de controles sociales y políticos.
Algunas mujeres han rescatado ese término de brujas, pues le dan otro significado más allá de la brujería y rescatan esos espacios donde las mujeres se pueden encontrar unas con otras, aprender e intentar liberarse conjuntamente, para decidir sobre sus cuerpos y vida, más allá de lo que dictamine la iglesia y el estado.